Que rico es disfrutar de la vida y de la libertad.. bueno de eso que cada uno llama libertad y la idealiza según puede...
Qué feliz fui cuando estuve sola y la música en su mayor volumen invadió mi casa hasta el ultimo rincón y entre vocales me acompaño en el estudio.
Que rico es sentir ese pasto casi húmedo bajo mi cuerpo y yo al sol... entre escasas sombras de los árboles.
Sentir ese cansancio enorme que llega cuando voy de regreso a casa y las ansias que me atrapan hasta antes de entrar.
Sentir temor por dejar algunas obligaciones de lado y después querer enmendar un error que es imposible de mejorar.
Qué dulce puede llegar a ser el primer vaso de agua fresca del día, y la brisa que golpea cuando abro la puerta para irme.
Y es que así, hay tantas cosas, que por cierto son minúsculas y que hasta hace un tiempo no tenian la misma connotación que hoy, ahora me dan esa sensación extraña, casi ridícula de felicidad, o de libertad...
De tener mi propio espacio, mi metro cuadrado y mi aire... son tantas, tantas y me llenan tanto, que no logro comprender cómo fue que algunos dejaron de verlas... o que nunca las vieron y que cayeron en aquel tunel vertical y profundo que tenía una escalera muy dificil de alcanzar. Por la cual solo unos pocos se encaramaron y pudieron volver para ver, palpar, escuchar, sentir, oler y probar todo de verdad y de una vez por todas.
Hay veces en que cuando los que logran salir del tunel.. lo hacen demasiado tarde y es allí cuando el tiempo pierde su peso y pareciera que ya nada vale realmente. Pero es de suma importancia que se sepa que nunca está dicha la última palabra y que todo puede pasar. Que así como a veces uno conduce por una calle donde hay un gran ollo y le da un día. Puede que le de mañana también porque no lo recordó o puede que lo logre evitar, También puede llegar a suceder una tercera, un cuarta o una quinta vez. Lo importante es saber cuales son tus obstáculos para no tropezar siempre con los mismos. Y aun más, para evitarlos a toda costa, en cualquiera de los planos que sea.
Hago un llamado a ver las cosas simples. A disfrutar por sobre manera de todo lo que tienes, ves, escuchas y tocas ...
para respirar de verdad
para tirarse en el pasto y a pensar
para darse 30 minutos de los 1440 que tenemos en un día para mirar detenidamente a la gente desde el banco de una plaza. Y pensar que tu también andas como ellos a veces
para caminar descalzo cuando se te venga en ganas
para cantar sin verguenzas o gritar si lo prefieres
para tomar agua de una cascada
para sonreirle a alguien que nunca viste
o para saludar a la señora que te pegó con la cartera en la micro
para respirar y no tratar mal a quien lo hizo primero
para aprender de tus errores y de los errores de los demas
para hacer 3 buenas acciones al día, que te vivifiquen
y lo mas importante: escuchar, tolerar y respetar.
Qué feliz fui cuando estuve sola y la música en su mayor volumen invadió mi casa hasta el ultimo rincón y entre vocales me acompaño en el estudio.
Que rico es sentir ese pasto casi húmedo bajo mi cuerpo y yo al sol... entre escasas sombras de los árboles.
Sentir ese cansancio enorme que llega cuando voy de regreso a casa y las ansias que me atrapan hasta antes de entrar.
Sentir temor por dejar algunas obligaciones de lado y después querer enmendar un error que es imposible de mejorar.
Qué dulce puede llegar a ser el primer vaso de agua fresca del día, y la brisa que golpea cuando abro la puerta para irme.
Y es que así, hay tantas cosas, que por cierto son minúsculas y que hasta hace un tiempo no tenian la misma connotación que hoy, ahora me dan esa sensación extraña, casi ridícula de felicidad, o de libertad...
De tener mi propio espacio, mi metro cuadrado y mi aire... son tantas, tantas y me llenan tanto, que no logro comprender cómo fue que algunos dejaron de verlas... o que nunca las vieron y que cayeron en aquel tunel vertical y profundo que tenía una escalera muy dificil de alcanzar. Por la cual solo unos pocos se encaramaron y pudieron volver para ver, palpar, escuchar, sentir, oler y probar todo de verdad y de una vez por todas.
Hay veces en que cuando los que logran salir del tunel.. lo hacen demasiado tarde y es allí cuando el tiempo pierde su peso y pareciera que ya nada vale realmente. Pero es de suma importancia que se sepa que nunca está dicha la última palabra y que todo puede pasar. Que así como a veces uno conduce por una calle donde hay un gran ollo y le da un día. Puede que le de mañana también porque no lo recordó o puede que lo logre evitar, También puede llegar a suceder una tercera, un cuarta o una quinta vez. Lo importante es saber cuales son tus obstáculos para no tropezar siempre con los mismos. Y aun más, para evitarlos a toda costa, en cualquiera de los planos que sea.
Hago un llamado a ver las cosas simples. A disfrutar por sobre manera de todo lo que tienes, ves, escuchas y tocas ...
para respirar de verdad
para tirarse en el pasto y a pensar
para darse 30 minutos de los 1440 que tenemos en un día para mirar detenidamente a la gente desde el banco de una plaza. Y pensar que tu también andas como ellos a veces
para caminar descalzo cuando se te venga en ganas
para cantar sin verguenzas o gritar si lo prefieres
para tomar agua de una cascada
para sonreirle a alguien que nunca viste
o para saludar a la señora que te pegó con la cartera en la micro
para respirar y no tratar mal a quien lo hizo primero
para aprender de tus errores y de los errores de los demas
para hacer 3 buenas acciones al día, que te vivifiquen
y lo mas importante: escuchar, tolerar y respetar.
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Linda!